La ruptura del tendón de Aquiles es una lesión común que afecta principalmente a personas activas y deportistas. Este tendón, el más fuerte y largo del cuerpo, conecta los músculos de la pantorrilla con el hueso del talón. Cuando se somete a un esfuerzo excesivo, puede desgarrarse parcial o completamente, causando un dolor intenso y debilitante en la parte posterior del pie. Sobre este tema conversamos con el Dr. Orlando Díaz, especialista en Ortopedia y Traumatología de Panamá.
El diagnóstico de una ruptura del tendón de Aquiles suele comenzar con un examen físico, donde el médico puede palpar un hueco en el tendón. Además, las pruebas de imagen como la ecografía o la resonancia magnética pueden confirmar la extensión de la lesión. El tratamiento puede variar desde medidas conservadoras, como el uso de férulas y fisioterapia, hasta la cirugía en casos más graves para reparar el tendón dañado.
La recuperación de una ruptura del tendón de Aquiles puede ser lenta y requiere un programa de rehabilitación bien estructurado. Esto incluye ejercicios específicos para fortalecer los músculos de la pierna y mejorar la flexibilidad del tendón. Además, es crucial seguir las recomendaciones del médico para evitar recaídas o complicaciones durante el proceso de recuperación.
Para prevenir la ruptura del tendón de Aquiles, es importante llevar a cabo un calentamiento adecuado antes de cualquier actividad física intensa, usar calzado adecuado y evitar aumentos bruscos en la intensidad del ejercicio. La prevención también implica escuchar al cuerpo y descansar adecuadamente para no sobrecargar el tendón. La ruptura del tendón de Aquiles es una lesión seria, pero con el diagnóstico y tratamiento adecuados, las personas pueden recuperar su movilidad y volver a sus actividades habituales.